Existen muchos libros y autores que hablan sobre el tiempo de calidad. Hay muchas webs y blogs que lo nombran. Incluso en Instagram y Facebook encontramos referencias sobre el tema.
¿Qué es el tiempo de calidad?
¿Qué es estar presentes o disponibles? ¿Qué quiere decir?
La respuesta rápida sería: estar física y mentalmente, con y para los niños durante un tiempo, es decir, sin distracciones.
Suena muy fácil, pero en realidad no lo es. No sirve estar en la misma habitación solamente.
Desde nuestra Escola Bressol Piolets, queremos que se entienda el alto significado de la frase anterior: Estar física y mentalmente, con y para los niños. Implica criar y/o acompañar a la infancia desde otro punto de vista, con otra mirada, con respeto y amor. Es necesario tener la capacidad y madurez emocional suficiente para observar, acompañar y satisfacer (dentro de lo posible) las verdaderas necesidades infantiles.
Es un proceso que claramente no es temporal. Un proceso en el que uno se embarca y navega el resto de su vida. Es un compromiso personal de aprendizaje continuo para conectarnos con nosotros mismos; recuperar nuestra verdadera esencia y poder ofrecer a los niños: seguridad, contacto corporal, independencia y libertad. Todo esto con el objetivo de lograr respetarlos, captar, entender y satisfacer sus necesidades.
La gran mayoría de los adultos hemos sido educados desde la obediencia, con premios y castigos. Nos hemos podido sentir poco escuchados o respetados y tenemos estas necesidades insatisfechas que involuntariamente anteponemos a las suyas y que proyectamos en nuestros hijos. No hemos sido queridos por lo que éramos, sino por lo que se esperaba que fuéramos. Llegando a experimentar una separación de nuestra verdadera personalidad con la deseada por nuestra familia, maestros,sociedad,etc.
Debemos aprender a ver a los niños con amor e interés, y reconocer nuestras emociones inconscientes. Hay que tomar conciencia y reeducarnos, ya que de lo contrario, siempre intentaremos anteponer nuestras necesidades a la de los niños. No debemos olvidar que, nosotros somos los adultos y no podemos responsabilizar a los niños de cómo nos sentimos.
Solo entonces, podremos ofrecer presencia, tiempo de calidad; estar disponibles para nuestros hijos y disfrutar haciéndolo.
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