Desarrollo emocional y agresividad en la primera infancia

El desarrollo emocional o afectivo es un proceso por el cual, el niño construye su identidad, su autoestima, su seguridad y confianza en si mismo y de su entorno.
Es un proceso complejo que pone en juego aspectos conscientes e inconscientes.
Es importante tener presentes los hitos del desarrollo y que necesidades emocionales tiene el niño en cada momento para poder dar respuesta o intervenir de forma rápida y eficaz.
AGRESIVIDAD es la energía generada por el instinto de supervivencia para garantizar las necesidades básicas , es la energía que nos mueve a conseguir lo que necesitamos o queremos y para defender lo nuestro.
En nuestra sociedad, la agresividad se liga a un concepto negativo aunque cabe decir, que la agresividad en su justa medida es necesaria para la evolución del ser humano.
La agresividad se moldea:

La agresividad es un impulso básico, que produce tensión para mover a la persona a realizar una determinada acción con el objetivo de lograr satisfacción, lo que provoca la relajación.

Cuando la agresividad no es tolerada en su justa medida, se crean tensiones que no logran satisfacerse (no hay distensión) lo que puede generar corazas; el/la niño/a aprende a no expresar la necesidad aunque con consecuencias físicas (tensión muscular que puede tornarse crónica, tensión en los músculos maxilofaciales,bruxismo, rechazo al contacto físico, obsesión por controlar el entorno,etc)

EXCESO DE TENSIÓN
Cuando no hay distensión, es decir, descarga de la tensión y esta se va acumulando, busca salidas alternativas para reducirse.
Cuando hay descarga directa, el niño se queja, llora, pega, muerde,etc
La destructividad es una consecuencia de una sobre-tensión. El niño destruye objetos, al otro, a su mismo sin aparente razón y/o de forma exagerada.

FORMAS DE DESCARGA
– el llanto, es una expresión de una emoción y ayuda a la distensión
– rabieta, es un mecanismo de distensión por una sobre-tensión
– pegar, es una forma de descargar tensión
– la zona de la boca suele acumular mucha tensión (rabia) y para conseguir distensión los niños
muerden. Si facilitamos momentos y materiales para morder, la tensión disminuye y la necesidad poco a poco desaparece.

– juegos de construir y destruir (reparación y descarga) – masas para moldear (aplastar, pegar, pellizcar,etc)
– diarios (rasgar, aplastar, romper,arrugar)
– torres con cojines (empujar y tirar)

PAPEL DEL ADULTO
El acompañamiento respetuoso se basa en el amor, entendiendo que el/la niño/a tiene necesidades propias de su edad y el adulto ha de ser capaz de reconocerlas y atenderlas con una actitud abierta, acogedora, respetuosa siendo capaz de descodificar sus angustias y devolvérselas desintoxicadas. Nunca debemos ser amenazantes ni causar miedo al niño.
Los/las niños/as son EMOCIÓN en estado puro y todavía no saben auto-regularse y cuando aparece alguna tensión, un limite que no es de su agrado,angustias, etc necesitan expresarlo y por eso, en muchas ocasiones, pegan, muerden, empujan, dan patadas, tiran las cosas, etc.
El papel del adulto, dotado de empatía, comprensión, amor …. ,ha de ser poner palabras a lo que siente el/la niño/a «estás cansado», «estás enfadado y te entiendo, pero no me pegues», es lo que un/a niño/a desbordado por sus emociones necesita y que irá aprendiendo a canalizarlo de otra forma, con el tiempo y con su ritmo de maduración.

En este punto, se pone en juego las emociones de los niños, de los adultos y del entorno. NO ES FÁCIL y no lo es porque nadie quiere que un/a niño/a muerda, pegue,etc o sea mordido, le peguen,etc, que se le etiquete ,que se le deje de lado en el parque, que se le menosprecie,etc También debemos atender las necesidades de los/las pequeños/as a los que pegan o muerden que muchas veces ni se da cuenta que van a hacerle daño y en muchas ocasiones ni siquiera saben qué ha pasado y mucho menos, por qué.

Por eso, desde el mismo acompañamiento respetuoso, se les ha de explicar que ha pasado, que les pasa (lloran porque les duele,están tristes,etc), se les consuela con amor y comprensión, se les cura haciendo participe al niño/a que les ha dañado y se les enseña a decir «no me gusta, no lo

hagas, no, no, no», a retirarse de estas situaciones y pedir ayuda, a poner un límite corporal con el brazo extendido, en definitiva, también se les dota de herramientas para defenderse.

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